Mira.
Tus redes sociales no son tuyas.
Son de Facebook
o de Instagram
o de YouTube
o de Twitter
o de TikTok…
Pero no son tuyas.
¿Tus seguidores?
No son tuyos. Son de Instagram.
¿Tus publicaciones?
No son tuyas. Son de Facebook.
¿Tus vídeos?
No son tuyos. Son de YouTube.
A lo mejor piensas que sí.
Pero no.
No son tuyos.
Porque fíjate.
Estás volcando tu tiempo,
tu creatividad
y tu esfuerzo
en una tercera empresa,
que es de Zuckerberg
o de otros como Zuckerberg.
Es decir,
dependes de un tercero.
De un tercero que puede bloquear tu cuenta
por criterios que no están bajo tu control
o que puede reducir el alcance de tus publicaciones
en función de sus intereses
(de hecho, ocurre cada día)
o que puede incluso desaparecer.
Porque las redes sociales,
como empresas que son,
también quiebran y desaparecen.
No sé si te acuerdas de la red social MySpace.
Yo tenía cuenta en MySpace
cuando su web era más visitada que Google,
allá por el 2006.
¿Y sabes qué?
MySpace perdió todo el contenido
cargado entre el 2003 y el 2015.
De lo mío no queda nada.
Ninguna foto humillante,
ninguna canción de cantautor con depresión,
ningún amigo prehistórico,
nada.
O quizás recuerdes Tuenti,
el denominado “Facebook español”.
Hoy ya no es una red social.
Ahora es una compañía de telefonía móvil.
Y tampoco queda nada de lo mío.
Mis seguidores se los tragó Tuenti.
Es lo que hay.
Todas las redes sociales son empresas
que velan siempre por sus beneficios.
Todas ellas comercian
con la moneda más valiosa que existe:
la atención.
La tuya,
la mía,
la de todos.
“¿Quieres que te presten atención?”
te dicen.
“Pues éste es el sitio que andabas buscando.
Aquí podrás exponerte todo lo que quieras.”
Vale.
¿Quién utiliza a quién?
Porque la red social es el continente.
Pero el contenido lo pones tú.
Tú haces el trabajo sucio
y las redes sociales ganan pasta gracias a ti.
– Pero, Antonio, ¿qué me estás diciendo?
¿Que pase de las Redes Sociales?
Pues sí… O no.
La respuesta depende de si
-siendo consciente de lo que te acabo de contar-
eres capaz de sacarle partido a las redes.
Plantéate que todo lo que publiques
tiene que tener un retorno.
Un retorno claro, cuantificable y tangible.
Porque si tu beneficio se contabiliza en likes,
mal negocio.
Las nóminas no se pagan con likes.
Una metáfora elocuente.
Imagínate a un pescador
que sale con su barca a la mar
y que, al llegar a la zona elegida para la pesca,
se pone a tirar todos sus cebos por la borda:
lombrices, insectos, pequeños peces…
¡Hala! ¡Todo a la mar!
¡Comed, pececitos!
Bien.
Pues esto es lo que hace casi todo el mundo
en las redes sociales:
tirar cebos por la borda en lugar de tirar la caña,
alimentar a los peces en lugar de pescar.
¿Y cómo se pesca en redes sociales?
Bueno, eso te lo cuento otro día,
que este email ya se está alargando de más.
Mientras tanto,
puedes ocuparte de lo que sí es tuyo
clicando en el siguiente enlace:
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Atentamente,
Antonio Crespo
Líder Local
